Una de las más importantes reivindicaciones del barrio de ses Tapareres es la construcción de una plaza en condiciones.

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C.VENY/M.PUIGRÒS
Diez barrios, tres núcleos de población y un nutrido conjunto de urbanizaciones costeras. Manacor se ha convertido en el tercer municipio en número de habitantes de las Islas. Un crecimiento acelerado, que desgraciadamente no siempre se ha traducido en una expansión urbanística ordenada y regulada. La eterna falta de un Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) y una normativa urbanística obsoleta, han dejado olvidados muchos barrios manacorins.

Los barrios de ses Tapareres y de Son Fangos, así como también Fartàritx y es Serralt, son los más olvidados de Manacor, hasta el punto que ciertos parajes de los dos primeros se han convertido en marginales.

La falta de un alumbrado público y unas aceras en condiciones, así como una señalización insuficiente y una accesibilidad nula han convertido los barrios de ses Tapareres y Son Fangos en lugares marginales.

Estas deficiencias han sido denunciadas por los mismos vecinos de estos barrios manacorins. De hecho, en el plan de acción de la Agenda Local 21, los vecinos de ses Tapareres reclaman la construcción urgente de una plaza pública como espacio verde y de ocio, pero también reprochan que no tienen alumbrado público eficiente y exigen la construcción y rehabilitación de aceras. Facilitar el acceso al barrio es otra de las prioridades.

En Son Fangos, los problemas son muy semejantes. No obstante, desde hace años este barrio arrastra una gran lacra: la problemática derivada del solar donde se ubica la chatarrería de coches, Recumasa. Los vecinos exigen la descontaminación y limpieza de la parcela. En este lugar, se han ido acumulando vehículos en desuso, contaminando el suelo.