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«Las torres de defensa son un legado histórico que perderemos», afirma el presidente del Grup per l'Estudi de les Fortifiacions Balears, Àngel Aparicio. Parece una afirmación catastrófica, pero es cierta si se observa el estado de ruina irreversible de cuatro de las cinco torres de defensa de Escorca. Esta degradación sorprende aún más si se tiene en cuenta que este tipo de fortificaciones son protegidas con la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC).

Aparicio va más allá en sus afirmaciones: «Hacen falta campañas públicas de concienciación; la pasividad extrema por parte de los ayuntamientos y el Consell de Mallorca hacen que el patrimonio, en general, esté mal protegido». La situación de la mayoría de las torres de defensa de Escorca -torres de Lluc o son Bordils, de sa Calobra, del Forat, de na Seca- es preocupante por su estado de degradación. La única que se conserva es la Torre de Tuent que hace unos años fue restaurada por un particular, pero el Grup per l'Estudi de les Fortificacions cuestionó este proyecto porque no se realizó de manera «cuidadosa».

Aparicio añade que el difícil acceso a algunas de estas torres encarece el transporte de material, que en algunos casos se debería realizar por vía aérea. Así, explica: «Las torres de Escorca tienen un 80% de ruina progresiva». La Torre de Lluc tiene un acceso dificultoso y se encuentra en mal estado. Visto su estado actual, Aparicio no es partidario de restaurarla, pero apuesta por su consolidación. En cambio, señala que la Torre de sa Calobra se debería restaurar porque «tiene una tipología y un material únicos en Mallorca».