Una patrulla de la Guardia Civil del cuartel de Artà custodia desde
el sábado por la tarde la casa del periodista Pedro J. Ramírez de
forma permanente y hasta «nueva orden».
Los agentes se dedican a parar e identificar los vehículos y a
las personas que se acercan a la zona. Este refuerzo de seguridad
pública se suma a los escoltas privados que ya acompañan a Ramírez
de forma habitual en sus vacaciones en la Costa del Pins y a los
guardias jurados que vigilan la casa.
A estas medidas de seguridad se añaden ostensibles cámaras de
vídeo que registran todo aquello que pasa en la calle del Pinar,
así como en el tramo de costa.
También son visibles unos carteles de color azul colgados de las
barreras del domicilio que anuncian «Zona Vigilada». La legalidad
de estas cámaras es más que dudosa, ya que algunos bancos se han
visto obligados a retirarlas por sentencias judiciales contra la
invasión de la intimidad de los transeúntes.
Diversas personas fueron identificadas durante la jornada de
ayer por los agentes del instituto armado.
La propia Delegación del Gobierno ya explicó el sábado que el
refuerzo se haría efectivo después de los incidentes, pero no que
se traduciría en una patrulla armada.
Estas medidas se toman después de que un grupo de personas
liderado por el diputado de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC)
en el Congreso de los Diputados Joan Puig intentara hacer uso del
derecho de paso por la zona de dominio público marítimo-terrestre
situado delante de la casa del periodista el sábado al
mediodía.
«Allanamiento»
En declaraciones a la agencia Efe, Pedro J. Ramírez señaló ayer que
se querellará contra Puig y el resto de «asaltantes», y reiteró que
«ha exigido al Govern que castigue a los que atacaron a su familia
vulnerando la legalidad». En este sentido, explicó que sus abogados
ya han presentado una denuncia por los presuntos delitos de
«allanamiento de morada, coacciones, agresión y vulneración de la
intimidad». El periodista ha denunciado también a la Guardia Civil
pro «omisión del deber de impedir un delito». Las cámaras de
televisión que ha instalado Ramírez en el dominio público y las
imágenes que grabó una cámara de la Televisió Serverina, así como
las imágenes fotográficas aparecidas en prensa, serán claves para
saber quién propinó los golpes y dio empujones.
Este diario ha podido saber que Pedro J. Ramírez se puso el
sábado en contacto con la Delegación del Gobierno en Balears y con
tono crispado se quejó de la irrupción de los «radicales» dentro de
su casa.
Asimismo, altas instancias del Gobierno también se interesaron
por la problemática y la seguridad del periodista madrileño. Todas
estas quejas han dado como resultado la presencia permanente de los
agentes frente a la casa, cuando el verano pasado, después de la
denuncia del Lobby, la patrulla se dedicaba a dar vueltas por la
calle del Pinar de manera más disimulada.
Por otra parte, los cuatro agentes de paisano del Servicio de
Información de la Guardia Civil que el sábado presenciaron los
incidentes han emitido un informe que será adjuntado al expediente
que ha empezado a tramitar la Delegación del Gobierno.
Fuentes del departamento que encabeza Ramon Socías aseguraron
ayer que todavía no está claro si la instrucción sobre los hechos
irá a cargo de la propia Delegación o si será la Demarcación de
Costas en Balears quien se encargará.
Los agentes elaboran este tipo de informes siempre que no se
produce un delito, como es el caso, ya que si no habrían practicado
las detenciones en el mismo lugar de los hechos. Las fuentes
consultadas explicaron que lo que pasó en la piscina fue, en todo
caso, una falta.
El viernes pasado, Ramon Socías visitó Cala Rajada para conocer
de primera mano la problemática de la inseguridad ciudadana.
El delegado del Gobierno escuchó de boca de los vecinos y
comerciantes las necesidades de aumentar la vigilancia a causa del
considerable crecimiento de la delincuencia.
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