Foto: JAUME MOREY

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La pólvora hizo acto de presencia en la noche del Dimecres Bo poco antes de medianoche. Este año, a diferencia del resto, ecorrefoc no recorrió todo el Carrer Major y los Dimonis d'Alaró tuvieron que maniobrar con sus petardos y bengalas en el espacio de la plaza Bisbe Llompart, un hecho que propició que el público fuera menos participativo que en otras ediciones, aunque los congregados en torno a la plaza alcanzaron el millar de personas.

La 'batucada' y el encendido de la mascota de los Dimonis d'Alaró, apodada Na Marranxa, sirvieron para calentar motores. Una veintena de chavales osaron desafiar el fuego cubiertos con capuchas y jerseys al son de los tambores. Entre baile y baile, los 'dimonis' encendieron en varias ocasiones la decena de hogueras del dragón alado de Na Marranxa, que desprendía un potente fuego de tonalidades verdosas con el que se iluminaba toda la plaza. Las bengalas, desplazadas por una decena de demonios, hicieron correr al público, aunque el hecho de que el espacio decorrefoc estuviera acotado restó dinamismo.

Tras media hora de baile con algún que otro cohete, dio comienzo el castillo de fuegos artificiales, en el que no faltaron las tradicionales formas de palmeras de tonalidades de lo más diversas, entre rosados, verdes, azules y amarillos. Todo un toque de color, que aderezado con una traca final, se convirtió en el pistoletazo de salida de una noche de marcha que viven miles de jóvenes de toda la Isla.

M. Medrano