El portavoz del PSM en el Consell de Mallorca, Antoni Alorda, y la diputada y portavoz nacionalista en el Ajuntament de Llucmajor, Joana Lluïssa Mascaró.

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PEDRO AGUILÓ MORA
El arco litoral comprendido entre sa Ràpita y s'Estanyol se ha convertido en el objeto del deseo de promotores inmobiliarios y hoteleros.

En los aledaños de esta zona costera -una de las pocas en la Isla que relativamente ha quedado a salvo del cemento y la masificación turística- figura proyectada a día de hoy, la creación de cuatro nuevas urbanizaciones: Son Reynés en s'Estanyol, Balcó des Trenc, Dalt de Sa Ràpita y Son Durí en sa Ràpita; 550 plazas hoteleras en sa Ràpita y Son Bieló; así como la construcción de tres campos de golf en sa Vinyola, Son Baco y en es Racó des Llobets.

Todo eso sin contar con eboom urbanístico que está experimentando el casco urbano de Campos, la por el momento frustrada ampliación del puerto deportivo de s'Estanyol y el paseo marítimo proyectado entre sa Ràpita y s'Estanyol para cuya ejecución es condición sine qua non la construcción de una nueva carretera de acceso a los citados núcleos poblacionales.

Los proyectos urbanísticos de Son Reynés, Balcó des Trenc, Son Durí, es Dalt de sa Ràpita y los campos de golf de sa Vinyola y Son Baco ya se encuentran en fase de ejecución. Mientras que las 550 plazas hoteleras en Son Bieló y sa Ràpita, y el campo de golf de es Racó des Llobets son todavía sólo proyectos que cuentan, eso sí, con un horizonte ciertamente despejado gracias, en gran medida, a que el Plan Territorial de Mallorca (PTM) contempla estos zonas de suelo rústico como áreas de reconversión territorial.