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El matadero municipal de Artà no se adapta a la nueva normativa comunitaria que regula el funcionamiento de estas instalaciones que entró en vigor el pasado 1 de enero. El Ajuntament está obligado a cumplir los requisitos de la nueva ley y en caso contrario tendrá que clausurar el edificio. Ante esta situación, desde el equipo de gobierno se ha encargado un estudio de viabilidad económica para evaluar los costes que supone esta adaptación. Así lo reconoció el teniente de alcalde, Josep Silva.

«Tenemos que analizar si adaptar el matadero a la nueva normativa es viable o si conviene más cerrarlo. Desde el Ajuntament estamos estudiando una solución porque no queremos cerrar estas instalaciones» explicó Silva. Así expuso que una alternativa podría ser que se cediera la gestión del matadero a la cooperativa de la localidad.

El incumplimiento se refiere a la obligación de contar con sistemas de auto control. Según explicaron fuentes autorizadas de la conselleria de Salut «el problema está en que antes de entrar en vigor la nueva normativa se diferenciaba entre grandes y pequeños mataderos. Ahora se han equiparado y las exigencias son las mismas con independencia del volumen de trabajo». El matadero de Artà funciona dos veces por semana. La nueva ley obliga a contar con sistemas de autocontrol, la realización de análisis microbiológicos entre otras cuestiones que suponen un coste muy elevado.