Las intensas lluvias caídas a principios de esta semana causaron
daños de consideración en las carreteras de la Serra de Tramuntana.
En estos momentos, todas las carreteras están limpias y abiertas al
tráfico, pero será necesario realizar numerosos trabajos de
reconstrucción de muros y mejoras de asfalto. Caída de rocas,
derrumbes de marges de pedra en sec y desprendimientos de tierra
fueron las principales consecuencias de las precipitaciones, que en
algunos enclaves llegaron a ser de hasta 200 litros por metro
cuadrado. En el Coll de Sóller, concretamente al lado de sa Font de
Can Topa, se produjo un importante desprendimiento de un muro
histórico, que data del siglo XIX cuando se construyó la
carretera.
En varios tramos de la carretera Deià-Valldemossa, también se
registraron numerosos derrumbes y en la vía Deià-Sóller aún se
trabajaba ayer en la retirada de un gran pino que afectaba a la
carretera. En esta misma carretera, cayó una piedra de grandes
dimensiones que se retiró de forma inmediata de la calzada. Entre
Sóller y el Port, en sa Figuera, también será necesario el arreglo
de margers de pedra en sec, así como en varios tramos de la
carretera Estellencs-Banyalbufar-Esporles. En la carretera del Port
de Valldemossa, la tierra desprendida invadió la carretera.
Antoni Pascual, conseller d'Obres Públiques del Consell, y
Gonzaló Aguiar, director insular de Carreteres, explicaron ayer que
las propias brigadas de la institución insular llevarán a cabo la
reparación de los muros. «En la zonas de montaña inevitablemente se
producen desprendimientos cuando hay lluvias», indicó Aguiar.
Bartomeu Darder, ingeniero responsables de las carreteras de la
Serra, aseguró que los daños en las carreteras de la Serra no
habían sido tan importantes desde el temporal de 2001. En estos
momentos, se hace una valoración económica de los mismos.
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