Los más reticentes han planteado incluso una campaña de boicot, incitando a los poblers a lanzar pétalos y flores al paso de la procesión. Algunos, incluso, han colgado carteles en las fachadas de sus casas instando a la gente a decorar de forma espontánea las imágenes mientras desfilan. El vicepresidente de la Asociación de Cofradías, Sebastià Campins, lamentó ayer las quejas de los cofrades a última hora ante una decisión que se adoptó hace ya un año.
«El año pasado, cuando no había ni un duro para el tejado de la Iglesia, adoptamos la decisión porque la ornamentación de las imágenes había entrado en una espiral de piques entre cofradías que provocaba gastos insostenibles. Este año, los pasos irán decorados, pero con mirto, lirios caseros y flores silvestres a fin de que no cuesten dinero», explicó. Campins lamentó asimismo que muchos poblers hayan culpado al rector de sa Pobla, Joan Pons, de la decisión cuando la idea no fue suya. «Puede que la decisión no sea la acertada pero en cualquier caso fuimos nosotros quienes la adoptamos y pensando siempre en una buena causa», añadió.
Este año, las nueve cofradías de sa Pobla destinan tres euros de la cuota anual que pagan los penitentes a la campaña del tejado de la Iglesia, una decisión que ha sido muy cuestionada.
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