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La reforma del antiguo edificio de Cruz Roja de Cala Millor ubicado en la fachada marítima, en la línea divisoria entre Sant Llorenç y Son Servera se ha convertido en misión imposible. Hace años que el proyecto está aprobado, se ha firmado un convenio con la conselleria de Turismo, se han adjudicado las obras y sólo faltaba el visto bueno de la delegación de Costas. El Ministerio de Medio Ambiente ahora no ha autorizado la ejecución de las obras y obliga a los dos ajuntaments a presentar una modificación del proyecto o en todo caso justificar la necesidad del mismo.

A finales de marzo la dirección general de Costas remitió una carta donde se comunica a los consistorios que «la instalación, objeto de la solicitud, se encuentra ubicada en el límite interior de la playa, adosada al paseo marítimo, que parece ser lo suficientemente ancho para que la instalación se pueda ubicar sobre el mismo por lo cual no estaría justificada la necesidad de ocupación de la playa».

El escrito añade que «para poder continuar con la tramitación del expediente se ha de presentar un proyecto modificado de las obras en el que la edificación se situe en el paseo marítimo o en caso contrario se justifique la necesidad de la instalación sobre la playa».