A.G.
Joaquín Calvo Sotelo construyó antes de 1973 la famosa piscina de la Costa dels Pins (Son Servera) sin ningún permiso y, después, solicitó a la Administración franquista que se la legalizara. Nada hacía imaginar alguna oposición del régimen al entonces famoso dramaturgo, académico, abogado del Estado e hijo del asesinado político conservador de la República. Pero la Delegación Provincial de Turismo, regida por Francisco Soriano Frade, se opuso de manera radical y con argumentos lo suficientemente consistentes: la piscina ponía «en un grave peligro el disfrute de nuestra playas y costas, e incluso el futuro de nuestro turismo». Otros organismos como el Ajuntament de Son Servera, Obras Públicas o la Marina, en cambio, consintieron aquella política de hechos consumados.
Son Servera
La piscina de Costa dels Pins se hizo sin permisos y en contra de Turismo
La Administración franquista declaró de uso público y gratuito las escaleras y terrazas
18/04/06 0:00
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