Hubo 'minicars' para los más pequeños.

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«Lo más importante es tener carreteras seguras porque para nosotros los más importante son las personas, que no haya ningún muerto. Pero las nuevas vías han de estar adaptadas a las necesidades, queremos unas carreteras a la mallorquina, adaptadas a nuestro medio, que no destrocen sino que arreglen; carreteras consensuadas con los vecinos». La presidenta del Consell de Mallorca, Maria Antònia Munar, inauguró ayer con estas palabras la nueva carretera Ma-13 que conecta sa Pobla y Alcúdia tras de 18 meses de reforma integral. La inauguración de esta obra se convirtió en una auténtica fiesta a la que asistieron cientos de vecinos de Alcúdia e incluía, además de distintos stands de productos mallorquines, una exposición de motos y coches antiguos y hasta una pista de 'minicars' para los más pequeños, todo ello a la altura de la nueva rotonda de Can Vinsanyes que conecta con la carretera vieja de Alcúdia a Pollença, uno de los principales puntos negros hasta ahora.

Al acto asistieron además de la presidenta del Consell, el vicepresidente Miquel Nadal; el conseller d'Obres Públiques, Antoni Pascual; el director insular de Carreteres, Gonzalo Aguiar, y los alcaldes de Alcúdia y sa Pobla, Miquel Ferrer y Antoni Serra, respectivamente, entre otros. Todos los asistentes coincidieron al describir esta obra como una reforma adaptada a las necesidades reales de la zona. «Las personas que no utilizan esta carretera habitualmente pueden llegar a pensar que sigue siendo la misma pero los que la conocen saben realmente lo que era y lo que es. Se han suprimido los cambios de rasantes y las curvas más pronunciadas y se han ensanchado los arcenes. En definitiva, ahora es una carretera mucho más segura», dijo el director insular Gonzalo Aguiar.

La nueva carretera de sa Pobla a Alcúdia, con una longitud de 7.700 metros tiene ahora una anchura de 10'5 metros, con arcenes a cada lado. Los principales cambios consisten en la construcción de una rotonda en el cruce con la carretera vieja de Pollença, la amplitud de la vía, la supresión de curvas y cambios de nivel y la creación de un carril para que los vehículos pesados puedan girar hacia la estación de transferencias de residuos situada en el límete con sa Pobla. La obra ha durado 18 meses, exactamente el plazo previsto inicialmente y ha costado 6'8 millones de euros. El proyecto incluye además el cierre con pared seca de todas las fincas vecinas a esta vía, la integración de la carretera por medio de terraplenes y vegetación y la renovación de toda la señalización vertical y horizontal.