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JOAN SAMPOL
La polémica rampa de acceso a la iglesia parroquial de Montuïri para eliminar las barreras arquitectónicas que en estos momentos se está instalando tiene los días contados. El alcalde Gabriel Matas (PP) decidió que «si el pueblo no la quiere la retiraremos y buscaremos una alternativa». Esta era la respuesta de la primera vara ante el rechazo popular de los vecinos transmitido en una reunión celebrada el viernes en el seno de la parroquia.

Cerca de 200 personas acudieron a la reunión convocada por el consistorio. Además del alcalde, estuvieron presentes el párroco Miquel Mascaró y técnicos del Consell, que explicaron que la rampa era necesaria para cumplir con la normativa de accesibilidad. Pero los montuïrers no protestaban por la rampa en sí, sino «por desentonar con la plaza, por su ubicación y por lo antiestética que es», decían.

Incluso se llegó a comentar, cuando los ánimos estaban más crispados, que «el alcalde tiene que consultar con el pueblo cuando se hace una cosa como esta», a lo que uno de los técnicos contestó que «si no están de acuerdo con el alcalde que elijan otro», cosa que no agradó a los asistentes.