Cuando pasaban aproximadamente veinte minutos de las seis de la tarde se inició el recorrido del encierro de apenas unos 150 metros hasta la plaza de toros portátil. Esus de la fiesta no tuvo mucha emoción ya que los jóvenes salieron corriendo antes de que aparecieran las vaquillas y los cabestros, que llegaron prácticamente solos hasta la plaza donde les esperaban decenas de jóvenes con muchas ganas de «juerga». Ecorrebou duró una media hora aunque para algunos resultó algo corto. Lo cierto es que más que una jornada lúdica y festiva, ecorrebou se convirtió en algo un tanto descontrolado visto desde las gradas ya que entre treinta y cuarenta personas corrían y se acercaban peligrosamente a las vaquillas y cabestros, que se concentraron en el centro del ruedo al sentirse amenazados y desprotegidos ante la presencia de tantas personas en la plaza.
Hubo más de dos entradas peligrosas, que acabaron simplemente en un buen susto para los participantes y algún que otro participante apareció en el ruedo con una capa sintiéndose torero por un momento. En más de una ocasión los animales se abalanzaron contra algún participante. Así inmediatamente el resto se tiraba contra las reses para salvar a su compañero del aprieto. Además de los aficionados, ecorrebou contó con la presencia de Biel Nadal Cànoves, que hizo de director de lidia acompañado por el torero José Barceló Campanilla. Entre los presentes, el alcalde, Miquel Deyà (PSOE); y el teniente de alcalde Antoni Rebassa (UM). Los organizadores destacaron que la fiesta contaba con un riguroso plan de seguridad y emergencia.
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