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CARME MORENO
El baile dels Cossiers volvió a crear ayer una gran expectación entre los alaroners. Después de que el año pasado el regidor de Fiestas, Antoni Rebassa (UM), pidiera a los vecinos a través de una carta que sacasen refrescos para animar más el ambiente y que adornasen las calles con flores, la verdad es que la animación fue mayor.

Dejando atrás la polémica del año pasado a causa de una declaraciones del alcalde Miquel Deyà en relación a la tradición de los Cossiers, ayer los bailarines decidieron bailar de nuevo delante de su casa, tal y como marca la tradición. El encuentro fue algo frío ya que el alcalde no los esperaba fuera al «no saber si los Cossiers vendrían; el año pasado los esperé, pero no vinieron», dijo Deyà. Así, el alcalde no los recibió con refrescos como otros años.

Los Cossiers salieron puntuales a la cita. Poco antes de las once de la mañana ya calentaron motores porque el recorrido de este año ha sido más largo. Y es que cada año varía dependiendo de las estaciones que los Cossiers hacen para visitar a sus familiares, que les esperan con bebidas. Los Cossiers aprovecharon la fiesta para visitar Mestre Perico, que es el Cossier más antiguo de Alaró.

El baile de los Cossiers se recuperó hace más de una década después de su abandono durante la posguerra.