El pasado mes de junio, el agente Amorós acudió a la consulta del doctor Galmés para solicitar una baja laboral y ante la negativa de Galmés, el agente manifestó que «no quiero volver a trabajar porque si lo hago no estoy seguro de pegarle un tiro a alguien, tengo miedo de matar a alguien». En ese momento, estas palabras fueron contadas por el médico al oficial Fernández quien interpretó que éstas iban dirigidas contra la alcaldesa, el regidor Serra y el ex secretario Burguera.
Pero, el doctor Galmés, en declaraciones policiales, afirmó después que «más que una amenaza fue un comentario de una persona en situación de crisis», si bien en su declaración judicial manifestó que quedó preocupado «por la frialdad con que lo dijo y por el hecho de trabajar con armas». El agente esgrimió que sólo quería la baja «porque se encontraba mal psicológicamente» y que, en estas condiciones, representaba un peligro para la integridad de las personas».
Hace dos días, Amorós presentó un escrito en el que pone en conocimiento de la alcaldesa del municipio y de los grupos municipales «la persecución personal y sindical por ser de UGT» a que ha sido sometido por parte del oficial y del equipo de gobierno, acusándoles de pagar la defensa al oficial y no a él que «deberán pagar por convenio», a la vez que alertó de más gastos para el Ajuntament por recurrir otra vez Fernández.
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