TW
0

J.M.SASTRE
La población extranjera empadronada en Manacor supone el 18'14 por ciento del total de la población, según datos de 2006. La ciudad tiene una población de 38.518 habitantes de los que 6.988 son extranjeros de hasta 77 nacionalidades, entre los que destacan los procedentes de Àfrica, Alemania y el Sur de América.

De los extranjeros residentes en Manacor, la mayoría provienen de Marruecos con un total de 2.173 empadronados. En este sentido, hay que destacar que sólo en un año la cifra aumentó en 366 personas empadronadas. El motivo de este espectacular aumento que es una constante desde hace años, es la reagrupación familiar. De hecho, los recién llegados desde Marruecos son mayoritariamente mujeres y niños en edad escolar.

El colectivo marroquí en la ciudad está «en la inmensa mayoría» en situación legal regularizada, explican desde el departamento de Joventut i Cultura del Ajuntament de Manacor en la memoria de 2006. Así mismo, destacan que las mujeres participan en los talleres de inserción socio laboral y en la vida social, la escolar y en las diferentes actividades «cuando hace cinco años que no sabían ni salir ni regresar a su casa».

En cuanto a los extranjeros de América del Sur, los residentes son 2.016 mientras que en 2005 eran 1.671. El colectivo más numeroso es el de Ecuador con un total de 645 empadronados. Les siguen los colombianos y argentinos con 390 cada uno y los de Uruguay con 224 personas empadronadas en Manacor.

Destacar que en 2001 había 2.098 extranjeros en Manacor y en 2006, llegaron casi a los 7000.

La memoria destaca que, a diferencia del colectivo marroquí, la mayoría de sudamericanos no disponen de una situación regularizada, «un hecho que genera obstáculos» a la hora de acceder a viviendas, al mundo laboral o a ayudas de las diferentes instituciones. En referencia a los nuevos residentes provenientes de la Unión Europea, del total de extranjeros el mayor lugar de procedencia es Alemania con el 21 por ciento del total. Todo ello, hace que el Ajuntament tenga que impulsar medidas para afrontar una integración «cálida y acogedora», sobre todo en el ámbito educativo. El servicio de mediación y los centros escolares trabajan a la par con el fin de que «el plan de acogida supere la simple recepción administrativa» .