Los alumnos del colegio público Melcior Rosselló i Simonet comen casi hacinados a diario. 150 comensales comparten espacio en una antigua aula donde no queda espacio para más mesas. Se ha habilitado parte del patio como comedor para los más pequeños y así y todo no es suficiente. Los baños, dos en cada piso, son los mismos que había en la escuela cuando tenía un centenar de alumnos, ahora supera los trescientos.
Los 32 profesores se reúnen como pueden en un aula a la que le dicen «el zulo», que no alcanza ni de lejos los seis metros cuadrados. La necesidad de habilitar un aula de informática ha hecho que el colegio renunciara a tener una biblioteca por falta de espacio. Los alumnos de más edad salen a través del patio a diario para acudir a clase a unas aulas prefabricadas situadas en un solar vecinos.
Ante todo este panorama los padres, alumnos y profesores del colegio público de Santa Maria se manifestaron ayer para pedir que se aceleren los trámites para la construcción de una nueva escuela de dos líneas a la entrada del pueblo.
«En el año 2002 ya avisamos de la falta de espacio y en 2003 las autoridades se comprometieron a hacer un nuevo centro escolar pero han pasado cuatro años y las obras no han empezado. Eso demuestra la falta de eficiencia en la gestión por parte de todas las administraciones», dijo el director del centre, Pere Vich.
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