TW
0

Conocedor de que el color político que gobernará Manacor durante los próximos 4 años nada tendrá que ver con el de las administraciones supramunicipales, el alcalde de Manacor, Antoni Pastor (PP), aprovechó su discurso de investidura para pedir «un gran acuerdo entre todas las formaciones para conseguir financiación para infraestructuras que faltan en la ciudad». «Esperamos que tanto el Consell de Mallorca como el Govern balear entiendan que somos un municipio diferente», agregó .

Catalina Julve (ALM-UM) y Júlia Roman (PSOE) recogieron el guante lanzado por Pastor y coincidieron en señalar que «no dude de que trabajaremos por todo aquello que sea bueno para Manacor».

Minutos antes, Antoni Pastor había sido elegido alcalde de Manacor por segundo mandato consecutivo con los votos de los 10 ediles de su partido y los dos de AIPC. En el pleno de constitución del Ajuntament sólo hubo dos candidatos, Pastor y Catalina Julve puesto que PSOE y Coalición de izquierdas (PSM, Esquerra, Els Verds) declinaron presentar a Júlia Roman y Sebastià Gayà, respectivamente, y todos los ediles que conforman la oposición (9 en total) votaron a Julve. Roman y Gayà explicaron su renuncia y el voto por la candidata de ALM-UM, argumentando que «habíamos hecho un buen proyecto de pacto para Manacor», apuntaron en referencia al pacto de centro izquierdas que tomó forma por algunos días y que finalmente no prosperó por la falta de apoyo de AIPC.

De hecho, lo sucedido durante las negociaciones estuvo presente en los discursos. Pastor dijo que es un pacto «transparente» que «recoge la voluntad de los ciudadanos». Su socio, Bernat Amer (AIPC), reconoció que «nuestra apuesta es arriesgada pero pensamos que podemos ayudar estando al servicio de todo el municipio».

En la sesión, destacó el regreso del primer republicano al Ajuntament de Manacor después del alcalde Antoni Amer «Garanya», en la figura de Joan Llodrà (Esquerra-Illes). En el momento de tomar posesión del cargo, Llodrà sacó un estuche con las gafas del ex alcalde fusilado en el 36, que simbolizaron la vuelta de un republicano al Consistorio. La hija de Antoni Amer, Dora Amer, había expresado su deseo ya en 2003 cuando Esquerra no logró representación, de que el día en que un republicano llegará de nuevo al Ajuntament, las gafas de su padre estuvieran presentes.