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Algaida revivió ayer una de las tradiciones más queridas por sus habitantes. El sol abrasador que caía en la plaza de la iglesia no impresionó a nadie. Las impresiones, ayer las transmitían los Cossiers, el dimoni y los xeremiers.

Todos los de Algaida saben que la danza de los Cossiers representan una parte muy importante de su identidad como pueblo. Y ayer todos siguieron la tradición y ésta empieza con la entrada de los Cossiers y las autoridades en el templo de Sant Pere y Sant Pau.

Durante la misa solemne en honor a Sant Jaume los Cossiers interpretaron el Ball de l'Oferta. Mientras tanto, a fuera, los mas pequeños reclamaban el dimoni que no hizo acto de presencia hasta que finalizó el oficio. Fue entonces cuando el Presidente del Govern y vecino de Algaida, Francesc Antich; la Presidenta del Consell Francina Armengol y el alcalde, Francesc Miralles se situaron sobre las escaleras del portal lateral del templo aguantando estoicamente el calor.

Los niños eran los que mejor cara mostraban. Muchos de los padres la noche anterior bailaron hasta altas horas de la madrugada y buscaban la sombra. Sólo los más jóvenes solicitaban las persecuciones del dimoni. Pero los Cossiers y sus bailes de colores no se hicieron esperar. Y con ellos cascabeles, pañuelos, cintas y ramos de albahaca llenaron el ambiente de aromas y tradición. Y entre los bailes los cossiers repartieron parte de sus ramos. Todo ello sirvió de preámbulo al momento más mágico de la mañana.