Tal y como había decidido el equipo de gobierno de Son Servera, ayer se aprobó en el pleno del Ajuntament la suspensión de licencias para viviendas plurifamiliares en el Port Verd y en el casco antiguo del municipio. El grupo popular en la oposición mostró su contrariedad a esta medida emprendida por el gobierno municipal y, por ello, votó en contra de esta iniciativa.
La moratoria tendrá un plazo de un año de duración y se aplicará con una retroactividad de tres meses. A lo largo de este año, durante el que se han suspendido las licencias de plurifamiliares, el pacto de gobierno pretende que se hayan elaborado las Normas Subsidiarias del municipio y se mantenga de este modo la fisonomía del pueblo.
El portavoz del Partido Popular, Damià Ripoll, señaló que «nosotros entendemos el caso del Port Verd, puesto que es una promesa electoral de los partidos que ahora gobiernan, pero la decisión de parar las licencias en el pueblo, creemos que es una decisión exagerada, ya que sólo bastaba una ordenanza reguladora». Los populares que también criticaron la falta de consenso y señalaron que serán las familias de Son Servera «con un solar y que quieran hacer una casa y un piso arriba por sus hijos, los que también perderán. Creemos que se ataca al patrimonio de las familias».
El regidor de Urbanismo, Joan Riera, defendió la postura del equipo de gobierno, señalando que en las calles más estrechas y emblemáticas del pueblo no se puede permitir la construcción de grandes edificios. «No queremos que Son Servera pierda su fisonomía de pueblo, queremos conservar el casco antiguo».
En este mismo punto, hubo un pequeño enfrentamiento entre los populares y el alcalde por el turno de palabra. Los populares tacharon al alcalde Josep Barrientos de «poco democrático». Barrientos señaló que su portavoz ya había tenido el turno de palabra en tres ocasiones, y que ya había quedado clara la postura de su grupo.
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