Un sujetador colapsó el jueves por la noche la red de fecales de la Cala Sant Vicenç, provocando un pequeño vertido de aguas sucias al torrente de Cala Molins. Por suerte, el incidente se produjo a las nueve de la noche y fue inmediatamente controlado, por lo que no fue necesario cerrar la playa al baño pero la anécdota ha servido para que los responsables municipales hagan un llamamiento a la población.
«Hay que ser solidarios, lo del sujetador es el colmo, de nada sirve hacer inversiones si los ciudadanos no muestran un poco de civismo», dijo ayer la delegada del Moll, Francisca Ramón, sorprendida al conocer lo que la gente es capaz de arrojar por el inodoro.
El Ajuntament de Pollença inició en 2001 una campaña de renovación total de la red de alcantarillado del Port de Pollença que se acompañó de distintos proyectos de renovación de colectores y estaciones de bombeo, además de la ampliación de la planta depuradora que se completó la pasada legislatura. Todo ello para evitar la presencia de malos olores y aguas sucias en las playas del municipio pero inexorablemente, verano tras verano, se repiten los mismos problemas de siempre.
El pasado mes de mayo, un vertido de aguas sucias obligó a cerrar durante días una de las playas del Port de Pollença y poco después se descubría que un particular había conectado la red de fecales de su edificio a las pluviales del Moll, a través de las cuales las aguas sucias iban a parar directamente a la playa.
«Desde el Ajuntament haremos todo tipo de esfuerzos para tener en condiciones la limpieza y el saneamiento, no quiero desinhibirse de mis responsabilidades, estamos trabajando, pero hay cosas que no pueden consentirse», decía ayer la delegada del Moll, Francisca Ramón.
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