Company, con su libro `Sanidad y sexualidad en los últimos 50 años del siglo XX´. Foto: JAUME MOREY

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ANTONI MATEU El 'metge Mena' vivió ayer una jornada intensa. Sanidad y sexualidad en los últimos 50 años del siglo XX, su obra que creía que no trascendería más allá del pueblo de Sant Joan, despertó ayer el interés de toda Mallorca.

Muchos medios de comunicación se hicieron eco de la noticia adelantada por este periódico y Arnau Company no tuvo inconveniente en hablar en público sobre su libro.

Company insistió en que los nombres de las mujeres que aparecen en el libro son ficticios, aunque las historias son reales. «Hay algunas que aún se pasean por el pueblo y bien contentas». Y no piensa que se haya roto el secreto profesional. El libro fue transcrito por su sobrino.

"El libro que ha escrito no sólo habla de sexualidad y medicina.
"Así es. En este libro cuento mis memorias de cincuenta años de médico, en los que he visto de todo. Incluso hablo de política y de los caciques que no podían consentir que yo fuera el médico.

" ¿Quiere decir que le pusieron trabas para llegar a ejercer?
"En los años sesenta, los fascistas gobernaban el pueblo de Sant Joan y no podían soportar que un niño de casa pobre, como era yo, llegara a ser el médico titular del pueblo. Entonces, sólo eran los ricos los podían ser médicos. ¡Pero no me fastidiaron, no! Yo tenía un conocido que hacía de secretario en el Ajuntament. Me llamó y me dijo: «¡Arnau! ¡No dejes la plaza, es tuya. Los papeles cantan!» Y así lo hice. ¿Sabes qué pasa? Que en un pueblo pequeño hay mucha envidia, y la envidia envenena a las personas.

"¿La teoría del «furor uterino», es cien por ciento fiable?
"No quiero decir un cien por ciento, pero está cerca. Al ver una mujer con los morros delgados y con los pies hacia dentro, no hay margen de error. Es ninfómana. Yo no quiero decir que eso sea una cosa totalmente fiable. Lo que es cierto, sin embargo, es que una mujer así está más predispuesta. Y este fenómeno es una cosa universal. Fíjate tú que una vez en Laussana, en Suiza, conocí una que tenía todas estas características y está claro que era bien ninfómana. Hice una gran amistad con ella.

"También fue médico en un convento de monjas de clausura.
"Sí, en Santa Catalina de Sena, en la calle de Sant Miquel de Palma, y otro convento de la Rambla. Este trabajo fue una gran sorpresa. ¡Yo me pensaba encontrar la mort amb pebres y, por contra, aquellos conventos tenían una alegría espiritual nunca vista! Monjas ninfómanas no he visto nunca. Sólo recuerdo una que tenía mucho de dolor cuándo ovulaba y la superiora siempre me llamaba.