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G.M. El exceso de barreras arquitectónicas en la ciudad de Manacor la convierten en un auténtico laberinto de peligro constante. Invidentes, discapacitados o padres que pasean a sus bebés en cochecitos son los principales perjudicados. El incumplimiento sistemáticos de la ley provoca que Manacor se convierta en un concurso de sortear obstáculos y dificultades. Sólo en un tramo de las avenidas -en concreto, las de Fra Juníper Sierra y Salvador Joan- que recorrimos con la colaboración de un invidente, nos encontramos con cerca de diez puntos catalogados como impedimentos.

Señalizaciones viarias verticales que no cumplen la altura de 2'20 metros que marca la ley y que provoca a los invidentes accidentes como golpes en la cabeza, señalizaciones en medio de las aceras, aceras que no miden los 90 centímetros que reza la ley, baches, aceras intransitables con sillas de ruedas y cochecitos, andamios para la construcción de fincas de pisos que invaden las aceras y obligan a transitar por una calzada con vehículos circulando a gran velocidad, son sólo unos pocos ejemplos.

Al fin y al cabo, trampas e impedimentos que se agravan todavía más en la zona del centro de Manacor donde se pueden encontrar todavía las aceras más estrechas o señales mal colocadas. Lamentar que la nueva obra pública se lleva a cabo sin tener en cuenta la normativa para eliminar estas barreras arquitectónicas del núcleo urbano.