Más de un millar de personas acudió ayer al Santuari de Lluc en Escorca para celebrar la Diada de la Familia que convoca anualmente la delegación de familia de la Diócesis de Mallorca.
Durante la misa multitudinaria que el obispo de Mallorca, Jesús Murgui, celebró en la carpa del Acolliment, 73 parejas renovaron sus votos matrimoniales. De ellas, cincuenta parejas celebran durante 2008 sus bodas de oro y otras 17 sus bodas de plata. Por primera vez, la delegación diocesana de familia incluía además este año entre los obsequiados a las parejas de recién casados. De estas últimas, aunque había 17 convocadas, sólo asistieron dos.
La Diada de la Familia pretende ser la gran fiesta diocesana de la familia en Mallorca. Bajo el lema «Hacer crecer el amor», la Diócesis quería transmitir este año un especial cariño a las familias tradicionales católicas.
El prior de Lluc, Jaume Reynés, fue el encargado de dar la bienvenida a todos los asistentes. En su introducción, recordó que «soplan vientos contrarios a las familias españolas y cristianas». El obispo describió como «una emoción muy singular», el encuentro celebrado en Lluc.
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