Vista aérea de la capital del Raiguer, cuyo suelo urbano podrá crecer hasta 38 hectáreas en los próximos años.

TW
0

MARTA MEDRANO

Ya han pasado dos años y medio desde que la Comissió Insular de Urbanisme del Consell diera el visto bueno al Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Inca. Desde entonces, el Ajuntament ha intentado sin éxito adaptarse al Plan Territorial de Mallorca (PTM), un paso que permitirá que el suelo urbano de Inca crezca en 38,2 hectáreas, que se creen 77.000 metros cuadrados de nuevos espacios verdes o que se pueda disponer de suelo para llevar a cabo nuevas promociones de pisos de protección oficial, una nueva escuela o que el tercer polígono se haga realidad.

Todos estos proyectos, actualmente, están parados. Desde las pasadas elecciones municipales los técnicos de Urbanisme han tratado sin éxito de pasar el filtro de la Comissió Balear de Medi Ambient, que debe dictaminar que la adaptación del PGOU al Plan Territorial es sostenible y cumple la normativa europea.

Entre otros requisitos, Medi Ambient obliga a que los promotores costeen la ampliación de la depuradora, a que exista un plan para embellecer las fachadas de Inca o a que se justifique de dónde se extraerá el agua que consumirá Inca del futuro.

La intención del alcalde, Pere Rotger, es que Inca sea uno de los primeros municipios en adaptarse al Plan Territorial. Desde el área de Urbanismo aseguran que, a pesar de la crisis, hay nuevos sectores de crecimiento fijados en el PGOU, como el sector 3 y 4, situados en la zona de Mandrava, que los promotores quieren desarrollar. «Lo que está pasando en Inca es que los promotores se ven obligados a crecer en el centro, porque el resto del crecimiento está parado. Todo esto está frenando otras iniciativas como llevar a cabo Planes Especiales de Reforma Interior (PERI). Ahora mismo es imposible porque no disponemos de suelo en la periferia para compensar a propietarios», explica un técnico del área de Urbanismo. A este fenómeno ,se añade además el hecho de que la densidad de pisos permitida en el centro es superior que la de zonas de la periferia, como la carretera de Llubí. Con todo, a los promotores les sale más a cuenta comprar edificios antiguos para construir pisos. Un simple paseo basta para comprobar que en Inca, con o sin crisis, se sigue cortando el tráfico de calles estrechas por la presencia de grúas o camiones de hormigón.