Los jóvenes en plena lucha entre chorros de agua, que impedían que se generara polvo.

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La tradicional salida del dimoni de Petra dio paso ayer a la nueva Festa de sa Clovella, que los jóvenes quieren convertir en tradición. La jornada comenzó con las xeremies, los tamborinos y los flabiols, que animaban a los que esperaban al dimoni, que a las 10'00 horas salió del Ajuntament en busca de las joies.

Aunque el protagonismo fue para la nueva fiesta que impulsan los jóvenes de Petra. Y es que la nueva asociación juvenil El dimoni s'hi va retre ha buscado en la historia para fundamentar bien su propuesta. «Ses Clovelles era el nombre con el que se conocía el Ajuntament, era la prisión del pueblo y se utilizaba como almacén de cáscaras de almendra, que alimentaban las calderas del Ajuntament», explica Josep Garí, uno de los promotores.

De forma simbólica los jóvenes consiguieron las llaves del Ajuntament en las Escoles Velles y una vez en la casa consistorial arrebataron las cáscaras al dimoni para después ofrecerlas al pueblo «como símbolo de la liberación de la juventud». Seguidamente se inició la batalla donde una tonelada de cáscaras de almendra asfaltó las calles de Petra, mientras se lanzaban chorros de agua para impedir que se formara polvo. Más de 300 personas participaron en esta singular guerra de clovelles que sirvió como punto y final de esta nueva fiesta.