Los participantes disfrutaron lanzándose las 10 toneladas de uva utilizadas en la contienda.

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ANTONI POL

Cerca de ochocientos jóvenes guerrearon y se divirtieron hasta tomar el color del mosto y del barro en la ya tradicional batalla de uva que se organiza en Binissalem por las fiesta de la Vermada. La batalla de este año contó con una novedad respecto a las pasadas: un pregón pronunciado por una réplica de Bacus, el dios pagano del vino, que animó los participantes a olvidarse de la «crisis económica» batallando con uva y celebrando la Vermada.

Tras el pregón, la guerra, que en esta ocasión contó con hasta diez toneladas de «munición», el triple que el año pasado. Toda la uva, excepto una parte que se importó de Manacor, provenía de viñedos de Binissalem y Santa Maria. Toni Amengual, vicepresidente de la asociación Joves des Trui y coorganizador del acto, explicó que «este año no ha sido tan difícil obtener la uva como en los pasados, ya que algunos viticultores han colaborado con nosotros y nos han ayudado».

Y tras la guerra, la paz, que como ya es tradición se firmó con una comida multitudinaria en la plaza de la Església para 1.700 personas. Todos los comensales debían ir vestidos con el cassot, el traje de tela de color blanco que llevaban puesto los trepitjadors antiguamente. Un concierto alargó la fiesta hasta bien entrada la tarde.