Con un presente vigoroso, homenajeando al pasado de la entidad y actuando para el futuro. Así celebró ayer en Lluc la Obra Cultural Balear (OCB) su 45 aniversario en un encuentro que reunió a más de 600 de los 3.000 socios que tiene actualmente la entidad. Solo la lluvia, que cayó a primera hora de la mañana, consiguió deslucir parcialmente la jornada, puesto que obligó a suspender la actuación de Cucorba y retrasó la ofrenda floral al monumento a la llama de la lengua.
El presidente de la entidad, Jaume Mateu, recordó las Illes Balears no serían tal y como las conocemos hoy «sin el coraje que ha demostrado la OCB en sus 45 años de existencia». Hemos trabajado mucho -dijo Mateu-, y bien. Pero no es suficiente. Aún no se han conseguido los objetivos que se propusieron los fundadores». Tras ello Mateu animó a los presentes a actuar.
La OCB tiene actualmente 28 delegaciones y acuerdos de colaboración con otras entidades semejantes. «Somos más fuertes que nunca. Hay que extremar la vigilancia y potenciar las actividades», sentenció Mateu.
El protagonismo de la celebración, sin embargo, recayó en los socios, tanto en los más antiguos como en los recientes. La socia fundadora de la entidad Aina Moll Marquès, que asistió al acto junto con su hermana Francesca, pronunció un discurso en qué destacó «el gusto que da ver como los esfuerzos que se realizaron en los años 60 han fructificado».
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