Miquel Ferrer, en su despacho, muestra una fotografia de una de las serpientes que ha capturado. Foto: J.S.

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J.SITGES / M. BONNÍN

Miembros de la Societat de Caçadors de Capdepera hace varios años que detectan la presencia de una especie serpiente invasora «que proviene de la península y que puede llegar a hacer dos metros de longitud», según asegura Miquel Ferrer. Ferrer es cazador y lamenta que «cada vez quedan menos conejos y perdices porque las serpientes se lo comen todo».

Esta semana técnicos del Institut Balear de la Natura y agentes del Seprona han visitado la zona y, según Miquel Ferrer, «han quedado asustados y nos han dicho que todas y cada una de las tramitaciones se harán por urgencia».

Ferrer se queja de que «hará unos cuatro años que avisamos al Ajuntament de este problema; entonces ya encontrábamos serpientes bastante grandes por el campo. Además sabemos que los agentes de la policía municipal cogieron una en ses Set Cases. Por eso, durante medio año hemos entregado todas las serpientes que hemos encontrado a la Policía Local. Hoy todavía no hemos obtenido ninguna respuesta».

Debido a esta situación, algunos miembros de la sociedad de cazadores han adoptado medidas para impedir que los reptiles se multipliquen. «Yo tengo dos cans me y ellos ya conocen el olor de las serpientes», asegura Miquel Ferrer. «Ramon, el guarda de los cazadores, también ha tenido que aprender a cazar serpientes, él tiene dos perros pequeños y ya ha capturado seis», añade Ferrer.

Pero la verdad es que los cazadores de Capdepera preferirían «no tener que cazar para poder cazar». Y es que «esta clase de serpiente se alimenta de conejos y perdices; es una especie depredadora e incontrolada que se extenderá porque de los cincuenta huevos que pone en cada nido, nacen unos veinte», asegura Ferrer.

Pero éstos no son los únicos problemas que implica la presencia de las serpientes. «En verano duermen al raso y si pasas por su lado reaccionan con un latigazo que hace daño en las piernas», afirma el cazador.

«En total, hemos capturado unas veinte serpientes, hace unos años eran más pequeñas pero ahora ya llegan al metro ochenta», explica el cazador. Y concluye: «Yo no quiero para nada que la gente se alarme, pero todo el mundo debe saber que hay un problema grave al que tenemos que poner solución».