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J. SOCIES/G.M.

El propietario del club de alterne Villamiel, Andrés Escribano, ha iniciado una huelga de hambre indefinida que constituye su «último acto de fuerza» para evitar las constantes clausuras por falta de licencias que lleva ejecutando el Ajuntament de Manacor en su club ubicado a las afueras del núcleo urbano de Son Macià.

«No quiero dinero, sólo quiero un abogado del Estado que me defienda gratuitamente y que el alcalde de Manacor me conceda una entrevista, ya que llevo seis meses intentándolo». Estas eran las palabras de Escribano quien ayer a las ocho de la mañana se encadenó a las vallas del parque municipal de Manacor para «poner fin a 25 años de injusticias».

Ubicado en el campo y cerca del núcleo urbano de Son Macià, el club de alterne Villamiel ha funcionado durante los últimos 25 años «por silencio administrativo y pagando los impuestos de hotel en zona urbana, cuando el resto de vecinos que ahora me denuncian siempre han pagado zona rústica, sólo por esto ya debería tener las licencias de actividad», señala el propietario del local.

Esta misma semana un informe técnico del Ajuntament de Manacor constató que la actividad del Club Villamiel no tiene licencia, por eso Escribano ha salido a la calle, quien 'armado' con un pequeño megáfono, da a conocer a todos los transeúntes su situación. Policía Local y Policía Nacional acudieron ayer por la mañana a asistirlo y a interesarse por su situación. Andrés Escribano les amenazó con poner fin a su vida allí mismo. «Yo no haré ninguna locura, pero lo que quiero es poder hablar con un abogado y con el alcalde», dijo Escribano, añadiendo que «si me sacáis de aquí a la fuerza, os advierto que sufro del corazón y moriré resistiendo». Rodeado de carteles explicando su situación y equipado con mantas y agua Andrés Escribano, a media mañana, se quito las cadenas a petición de la policía por decencia anta la masiva presencia de menores que acudían con sus padres a las instalaciones del parque infantil cercano.

Ahora, Escribano con el apoyo de sus empleados y trabajadoras del club espera una solución a los diferentes juicios que tiene abiertos y alegando una vez más que «la razón está de mi parte, nunca he engañado a nadie y espero una salida digna para todos al problema».