El Instituto de Educación Secundaria de Porreres, inaugurado en el inicio del curso 2005/2006, no dispone del espacio suficiente para sus estudiantes. Se trata de un total de 16 grupos de clase, más dos cursos de diversificación, que se tienen que repartir en solamente doce aulas.
«Este año nos las hemos arreglado», explica la jefa de estudios, Aina Vicens, «pero la situación llegará a ser insostenible, ya que contamos con un total de 365 alumnos, pero cada semana llega alguno nuevo», sentencia.
Buscando soluciones
Inmerso en esta precaria situación, el equipo del centro ha buscado todas las soluciones posibles para hacer frente a la falta de espacio. Entre otras medidas, se ha convertido en una clase lo que antes era un almacén, se ha dividido el taller de tecnología en dos para contar con una aula más, e incluso se ha llegado hasta el punto de que algunos lavabos se utilizan como almacén. «También hemos solicitado aulas prefabricadas, pero no nos las han concedido», explica Aina Vicens.
La situación en que se ve inmerso el centro porrerenc conduce a situaciones que llegan a rozar el absurdo: «existe un grupo de cuarto de la ESO que no dispone de aula, y por lo tanto tiene que hacer clase aprovechando las aulas que se vacían a lo largo del día». Hasta hubo una vez que «los alumnos de educación física tuvieron que hacer el examen teórico sentados en el suelo», apunta Vicens.
El instituto de Porreres se inauguró hace poco más de tres años y acoge un total de 365 alumnos que provienen de los pueblos vecinos, Montuïri i Vilafranca, y de Porreres mismo. Es un instituto de educación secundaria donde se imparte desde primero hasta cuarto de la ESO, sin ninguna línea de bachillerato, aunque precisamente ofrecer también estudios de bachiller es uno de los objetivos del centro.
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