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F. BARRASA «El público se lo piensa antes de pasar por aquí», dice la regente de un establecimiento comercial del bulevar de Peguera, «y eso es lo peor que se puede sentir en un enclave como éste».

Abundan los carteles de venta o traspaso de negocio en la que tradicionalmente ha sido una de las arterias comerciales más importantes en el municipio de Calvià. «Somos conscientes -señala un veterano restaurador- de que hoy nuestra situación se hará pasar por la crisis económica generalizada, pero no es la realidad. El Ajuntament que preside el señor Delgado y que tanto pide a las demás Administraciones que se impliquen en el mantenimiento del turismo como la matriz económica del municipio, no mueve un dedo por nosotros, y menos aún un mínimo matiz de los impuestos y tasas locales».

Buen número de los comerciantes que se mantienen en la arteria principal de Peguera dicen no entender las decisiones municipales «y desde luego no ser convocados cuando se trata de hacer sugerencias, porque no seremos ingenieros de obras pero de nuestra profesión sabemos bastante».

Para los responsables de un establecimiento con prolongado arraigo en el bulevar, «lo preocupante no es que los rectores del Ajuntament hayan renovado con un coste de 360.000 euros el pavimento y los pluviales de unos metros entre la rotonda de Cala Fornells y la calle Noguer, sino que al final el bulevar ni es del todo peatonal ni es del todo una vía de tráfico rodado, ni se sabe qué es, fuera aparte de una fuente de ingresos para los rectores municipales».

El propietario de un negocio que se traspasa no pone cartel a la vista «no sea que me corresponda una tasa especial por exhibir mi necesidad». Tanto él como su vecino colindante de negocio coinciden en que «el Ajuntament tiene la habilidad de desconcertarnos».