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J. S./ A.P/ E.B/N.L./M. Todas las parroquias de Mallorca revivieron ayer una de las tradiciones cristianas mas arraigadas: el Domingo de Ramos. Niños y mayores, equipados con palmas y ramos de olivo, llenaron plazas e iglesias para rememorar la entrada de Cristo en Jerusalén. La plaza de sa Bassa, en Manacor, y la Plaça Major, en Vilafranca, se llenaron de gente que esperaba el momento de levantar las palmas al cielo para recibir la bendición. En Alcúdia, la festividad fue seguida por numerosos fieles. El rector Joan Oliver bendijo los ramos y palmas y siguió una procesión por las calles. En Inca, la procesión solemne de Ramos se celebró la noche del sábado en la parroquia de Crist Rei. Ayer en Santa Maria la Major bendijeron los ramos y se hizo un pequeño recorrido alrededor del templo. En Binissalem, como cada año, la procesión partió del convento de Ca Els Agustins. En Andratx, los feligreses se congregaron en las escaleras de la iglesia donde se bendijeron los ramos, y en Llucmajor se celebró fuera del Convent de Sant Bonaventura. Muchos niños sostenían las palmas, de las que pendían caramelos y confits.