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Ecologistas y vecinos de Selva piden la suspensión inmediata del proyecto de mejora y ampliación de la carretera entre Inca y Caimari, cuyas obras ya han sido adjudicadas por el departamento insular de Carreteres, y que pretende trasladar el modelo de carretera que hoy conecta Inca y Llubí, al pie de la Serra de Tramuntana.

Se plantea así una carretera de dos carriles de 3'5 metros de ancho cada uno, con metro y medio de arcén a cada lado, exceptuando las travesías urbanas en Selva y Caimari y el puente del torrente entre ambas poblaciones.

El proyecto se ha aprobado siguiendo la vía de urgencia. El Consell de Govern aprobó en noviembre la ocupación forzosa de los terrenos que ya están siendo delimitados, y así las cosas los vecinos temen que se trate de una obra «imparable».

Coinciden en la necesidad de mejorar una carretera con serios problemas de firme y drenaje, pero advierten de «errores importantes» como el hecho de que el trazado de la nueva carretera se superpone con el del Camí Vell de Lluc, cuestión que preocupa en la localidad pese a que los responsables del Consell contemplan todavía la posibilidad de reducir el tramo de carretera comprendido entre Selva y Caimari para no afectar el camino, según confirmó ayer el conseller d'Obres Públiques, Antoni Pascual.

El alcalde de Selva, Joan Rotger, y el regidor de Obres, Cristófol Barceló, recibieron la noche del lunes a una docena de vecinos que acompañados de la portavoz del GOB, Margalida Ramis, pidieron oficialmente la suspensión cautelar del proyecto y la inmediata convocatoria de una reunión para que los responsables de Carreteras informen a los vecinos.

La falta de información es una de las principales quejas ciudadanas y también del Ajuntament. El propio alcalde aseguró no haber sido informado del contenido del proyecto de la carretera hasta después de su adjudicación.