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La asociación Estel de Llevant de Manacor, que hace doce años que trabaja para la inserción social de personas afectadas por enfermedades mentales y para sus familiares, se encuentra a día de hoy al límite de su capacidad.

«Somos cuatro profesionales que atendemos a cuarenta y cinco usuarios y tenemos una lista de espera abierta, donde hay personas que realmente tienen necesidades urgentes», explicó ayer el gerente de la asociación, Guillem Febrer.

Desde la asociación han notado un fuerte crecimiento en las demandas de ingreso a los servicios que ofrece la entidad. Aun así, tienen claro que «los enfermos mentales son los grandes olvidados de las instituciones, puesto que los baremos de la Ley de Dependencia no incluyen a nuestros usuarios; en toda la comarca no hay ninguna vivienda supervisada donde los enfermos que atendemos puedan vivir y tampoco hay ninguna otra asociación que se dedique a nuestra tarea», aseguró la psicóloga de la entidad, Sandra Pérez.

Ahora, la asociación ofrece sus servicios a once municipios de Mallorca, que no cuentan todavía con ninguna fuente de financiación estable que no sean las ayudas fijas de algunos ayuntamientos. «Normalmente cobramos las ayudas durante el tercer trimestre del año, todo depende de la financiación que nos concedan y así hace muy mal trabajar», denunció el gerente Guillem Febrer.

Con respecto al aumento de usuarios que quieren ingresar en los servicios de Estel de Llevant, los responsables de la entidad creen que es debido a la satisfacción de quienes han gozado de sus servicios. «Otras instituciones, como la unidad de salud mental del hospital o los servicios sociales de los ayuntamientos de la comarca nos dirigen cada vez más pacientes», explicaron desde la asociación.

Y es que Estel de Llevant es una institución pionera en la inserción laboral de enfermos mentales. «Desde que se cerraron los manicomios, los enfermos mentales sólo pueden acudir a los hospitales; un 75% de nuestros usuarios son pensionistas, pero la gran mayoría desea volver al mercado laboral porque trabajar tiene una parte terapéutica, potencian sus partes sanas y equilibran sus trastornos», afirmó la psicóloga Sandra Pérez.