La consellera d'Agricultura, Mercè Amer, probando una copa de vino elaborado con 'gargollassa'.

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ANTONI POL

La Conselleria d'Agricultura ha solicitado al Gobierno central que incorpore la 'gargollassa' y el 'giró blanc' al registro estatal de variedades de cepa. Actualmente, las bodegas de Can Ribas, en Consell, tienen unas 1.500 botellas de vino elaborado con 'gargollassa' intervenidas -sin poder comericializar- por parte de la Conselleria. Su inclusión en el registro liberaría su venta.

La titular autonómica de Agricultura, Mercè Amer, explicó que en una reunión mantenida hace poco con responsables del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino «pedimos que incorporaran la 'gargollassa' y el 'giró blanc' al registro estatal». «Espero que el proceso culmine lo antes lo antes posible», añadió. Ello permitiría inscribirlas en el registro de las Illes Balears y su posterior comercialización sin restricciones.

Actualmente, las variedades no autorizadas sólo pueden embotellarse bajo pretextos experimentales, mezclándolas en porcentajes bajos con otras variedades registradas. Las bodegas de Can Ribas tienen intervenidas por parte de la Conselleria 1.500 botellas de vino elaborado al cien por cien con 'gargollassa'.

La 'gargollassa' es una variedad de cepa autóctona cuyo cultivo se estima que estaba muy extendido en la Mallorca anterior a la aparición de la filoxera. Algunos incluso afirman que era «la cepa mayoritaria».

La plaga de la filoxera, que irrumpió en la Isla a finales del siglo XIX, supuso la desaparición de cerca de treinta mil hectáreas de viñedos y de docenas de variedades, entre las cuales la 'gargollassa' y el 'giró blanc'. Desde entonces, estas variedades prefiloxéricas prácticamente no se han cultivado.

La enóloga de las bodegas de Can Ribas, Araceli Servera, destacó «el frescor» del vino obtenido con 'gargollassa', «su baja gradación» y «lo apta que resulta para hacer cupaje». La consellera Amer, que lo probó en un acto reciente en Consell, lo calificó como «un vino excelente».

Según explicó Servera, «en Can Ribas conseguimos recuperar esta variedad en 1998 gracias a un viticultor de Inca que conservaba tres cepas». Desde 2003, la Conselleria d'Agricultura también experimenta con ésta y otras variedades autóctonas que dejaron de cultivarse tras la irrupción de la filoxera.