La Guardia Civil tomó los datos de las personas que llevaban patos vivos tras la suelta del 15 de agosto. g Foto: E.B.

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Del mercado a las rocas. Un joven de Can Picafort, Paco García, instauró día 15 de agosto, una fórmula alternativa a la de los enmascarados de Can Picafort para reivindicar la presencia de patos vivos en la suelta prohibida por la ley de protección animal. Compró unos cuantos ejemplares en el mercado y los llevó directamente a las rocas para contemplar la suelta con ellos.

Aves de corral
La fórmula (que casi pasó desapercibida el día de la fiesta) ha ido de boca en boca en los últimos días y son muchos los que anuncian ya una compra masiva de aves de corral en los mercados autorizados para asistir a la suelta del próximo año. La compra venta de aves de corral no es delito mientras no se trate de especies protegidas y de hecho es una actividad frecuente en los mercadillos semanales de la Part Forana. Sí es delito la utilización de animales en fiestas populares que puedan causarles algún tipo de daño (ya sea físico o psicológico) siempre y cuando no se pueda demostrar que dicha fiesta tiene un siglo de antigüedad.

La Guardia Civil tomó los datos de García, tal y como hizo con las personas que capturaron patos vivos durante la suelta ilegal y fue entonces cuando alegó que sus patos (esperaban junto a él sobre las rocas) habían venido directamente del mercado, nada que ver con los enmascarados.

García Podrá ser llamado a testificar en el caso de que finalmente se abran diligencias por la suelta ilegal al igual que aquellos vecinos que capturaron aves vivas y cuyos datos figuran en las actas levantadas por la Guardia Civil.

Cuando se cumple una semana de la suelta ilegal de aves vivas en Can Picafort los enmascardos todavía no han podido ser identificados y todo apunta a que volverán a salir impunes y es que su actuación fue muy rápida y alejada de la costa. Llegaron en motos acuáticas de gran cilindrada sin matrícula a la vista que presuntamente habrían salido desde algún puerto próximo pero de fuera del término municipal a sabiendas de que las fuerzas de seguridad controlaban las embarcaciones que partían de los puertos de Can Picafort y Son Serra.