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La noticia de la intención municipal de limpiar y reubicar en un lugar público y bien visible la cruz de piedra del camino del faro de Muleta dedicada al militar franquista Francisco Lizasoaín «alevosamente asesinado en este lugar» en 1936 –según reza la lápida del monumento–, que publicaba ayer Ultima Hora, ha sido recogida, primero con «incredulidad» y después con «rechazo», por parte de los partidos de la oposición y también por parte de diversos colectivos entre ellos la Associació per a la Memòria Històrica de Mallorca.

Por parte de Progressistes, Catalina Esteva calificó de «broma macabra» la idea y cree que la única salida para esta cruz es «su desaparición» mientras que reconocía que «el equipo de gobierno del Pacte, del cual yo formaba parte, debería haberla retirado, pero no lo hizo al oponerse UM, lo que fue sin duda un error». El portavoz socialista en el Ajuntament, Josep Lluis Colom también se opone a que la cruz tome «protagonismo» y pidió la aplicación de la Ley de Memoria Histórica, mientras que Jaume Colom, miembro del grupo de consellers del PSOE en el Consell de Mallorca, fue más explícito y pidió «piqueta» para el polémico monumento de la Guerra Civil.

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Por otra parte, la presidenta de la asociación de Memòria Histórica de Mallorca, Maria Antònia Oliver, manifestó también su indignación: «Hace mucho tiempo que debería haberse retirado ya que se trata de un monumento ofensivo. Hace más de un año que se solicitó por escrito al Ajuntament sin que se nos hiciera el más mínimo caso», afirmó.

Sin embargo el alcalde, Carlos Simarro (PP), se manifestó ayer «ajeno» a toda la polémica y alegó «ignorancia» sobre el asunto, atribuyendo tácitamente al concejal de Patrimonio, Joan Ruiz, la «idea» de limpiar y reubicar la cruz. Aún así, Simarro afirmó que «si se han pedido informes esperaremos a ver lo que dicen» y remarcó que «en todo caso no me parece bien que se haya pintado ya que es patrimonio solleric».