La revisión de las Normas Subsidiarias levantó todas las alarmas ya que desde 1985 estas dos parcelas estaban consideradas como urbanizables. Tras las quejas de los partidos de la oposición y del GOB, el alcalde Miquel Vidal mostró su intención de comprar dichos terrenos para evitar la destrucción de un entorno privilegiado como el de Cala Figuera.
Tras una larga negociación con las dos propiedades, éstas accedieron a la venta de las dos parcelas que suman poco más de 3.000 metros cuadrados por 347.328 euros cada una.
El Ajuntament abonará dicha cantidad en tres anualidades repartidas en 100.000 euros en 2013, 300.000 en 2014 y 300.000 más en 2015.
El PSOE votó a favor de esta propuesta entendiendo que «se consigue la protección y preservación de nuestro entorno y cumple con la aspiración reclamada por la mayoría de vecinos de la zona y de todas las organizaciones ecologistas y proteccionistas».
Desde Esquerra Republicana se votó en contra alegando deficiencias técnicas en la redacción del convenio, así como también Convergència per les Illes considerando «innecesaria la compra de estos terrenos».
Renuncia
El alcalde Miquel Vidal destacó la predisposición de los propietarios para llegar a un acuerdo ya que si no «con la expropiación, el Ajuntament no hubiera podido hacer frente a su coste».
Vidal también presidió su último pleno como alcalde ya que día 8 de julio presentará su renuncia para que el día 12, Llorenç Galmés le releve al frente de la Alcaldía.
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