En muchos bares de la Part Forana los números se tapan con granitos de maíz. | Antoni Pol

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La noticia de que la Policía Nacional podría sancionar con 60.000 euros a los bares y cafeterías que acojan bingos en Navidad ha generado malestar en la Part Forana, donde esta tradición se mantiene aun viva.

Este periódico se puso ayer en contacto con varios responsables de bares que solían organizar bingos navideños y con algunos alcaldes de municipios donde esa costumbre gozaba de muy buena salud. En general se mostraron confundidos y molestos. «Estas Navidades no haremos bingo», aseguró la responsable de un histórico local santamarier que lleva décadas organizando. «No haremos», dijo también -a IB3- el propietario del bar Bestard de Lloseta, otro local donde era tradición celebrarlo.

En otras cafeterías organizaron bingo el jueves pasado pero el viernes, al conocer la intención de la policía, suspendieron las sesiones previstas para el fin de semana. Sin embargo, en algún otro bar han realizado jornada de bingo pese a los avisos.

Los alcaldes consultados, por su parte, rechazaron las posibles multas, recordaron que los bingos de Navidad son una tradición y apostaron por regularizarlos. «Nadie me ha comunicado nada de forma oficial, pero si hay problemas trataremos de remediarlo dentro de la ley», dijo Jeroni Salom, el alcalde de Binissalem. El de Lloseta, Bernat Coll, auguró que si no hay bingo «la gente se molestará y las fiestas resultarán descafeinadas». «La ley debe estar al servicio del pueblo, se puede cambiar», indicó. Rosa Vich, alcaldesa de Santa Maria, explicó que el Ajuntament ha solicitado cada año al Govern autorización para hacer bingo y que volverá a hacerlo estas Navidades. Ni Coll ni Vich descartaron dictar medidas legales con el fin de garantizar que la tradición siga pese a no tener competencias sobre juego.