La construcción está paralizada hasta que haya dotación. | Assumpta Bassa

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El Port Verd, en Son Servera, vive un declive diario. La que fuera una urbanización de lujo en los años 70, se enfrenta a un panorama que no corresponde al paraíso idílico de hace medio siglo. Las calles están llenas de baches, falla la iluminación, a veces se rompen las bombas de impulsión de las aguas fecales, con sus molestas consecuencias. A ello hay que añadir un cambio en su fisomía en los últimos años con construcciones empezadas, casas abandonadas o solares vacíos en los que se acumula suciedad.

El Ajuntament no ha podido recepcionar todavía la urbanización. No se ha finalizado la dotación de servicios, con graves problemas en el alcantarillado, la red viaria y sobre todo en el alumbrado, que manifiesta deficiencias peligrosas. Así lo certificaron a este periódico los técnicos municipales.

La urbanización ha pasado por múltiples etapas y hoy por hoy no se puede dar ninguna licencia de obra hasta que se hayan garantizado todos los servicios. En marzo se aprobó la revisión de las normas subsidiarias y el Port Verd quedó como una unidad de actuación.

El actual equipo de gobierno ha trabajado para garantizar el bienestar a los vecinos del Port Verd. En 2007 se aprobó una modificación puntual de las normas para que sólo se pudieran construir edificios unifamiliares. Luego, en los plurifamiliares no ejecutados se iniciaron expedientes de caducidad. El Ajuntament se enfrentó a demandas pero no ha tenido que pagar ninguna indemnización ya que los tribunales les han dado la razón. La regidora de Urbanismo, Natalia Troya, explicó: «Nos hemos reunido con los propietarios para que se ponga en marcha la dotación que se puede hacer por compensación. Si en dos años no lo hacen los vecinos, el sistema es por cooperación».