Un niño pasea frente a las aulas prefabricadas instaladas en plena calle.

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La Associació de Pares i Mares (APIMA) del instituto de Santa Maria considera que el uso de los módulos o aulas prefabricadas es un «mal menor». Así ha respondido al hecho de que los alumnos de secundaria tengan que empezar el curso haciendo las clases en unos barracones situados en medio de la vía pública ante sa Graduada Vella, sede actual del IES. «Sabíamos que tendríamos que utilizarlos por falta espacio: este año han entrado 100 estudiantes más que el curso pasado», explica el representante de la asociación, Bernat Calafat. Y añade: «Los barracones evidencian la necesidad de agilizar el proceso de construcción de un nuevo centro, del que estamos pendientes desde hace años».

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La alcaldesa Rosa Vich asegura que el Ajuntament «lucha» por tener un nuevo instituto cuanto antes. «Las aulas prefabricadas son una medida precaria que tampoco me gusta, pero es temporal. Confiamos en que la Conselleria cumpla lo acordado antes de que termine la legislatura y sus técnicos acepten la parcela que, desde el Consistorio, tenemos ofertada desde hace años, y destine una partida económica para la ejecución del proyecto», explica Vich. «Queremos que el instituto sea una realidad», concluye.