El enfrentamiento es poco conocido pero dejó huella en la memoria de los ‘valldemossins’. | Lluc Garcia

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Valldemossa vivió este sábado, por segundo año, el simulacro de la batalla contra los berberiscos que tuvo lugar en octubre del año 1552. Unas 400 personas, entre moros y cristianos, participaron en la cuidada escenificación de unos hechos históricos que, aunque menos conocidos que los de Sóller o Pollença, dejaron una profunda huella en la memoria de los valldemossins.

Aquel fatídico sábado, el primero de octubre, cuando la mayoría de hombres se encontraban fuera del pueblo para acudir a los mercados, un nutrido grupo de corsarios desembarcó en la Cova de Son Ferrandell, escarpado lugar de la costa, guiados por el cristiano traidor Pedro el Valenciano, y se dirigieron al pueblo para saquearlo. La milicia organizada en pocas horas por el capitán Ramon Gual Desmur solamente consiguió reunir a 36 hombres pero se emboscó en el Pas des Moro, consiguiendo derrotar a los invasores, mucho más numerosos. Solamente una mujer, Aina Creus, abuela de Catalina Tomás –canonizada siglos después–, murió aquel día en el bando valldemossí.