Botellas en un supermercado de Santa Ponça. | Michel's

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A apenas una semana de la entrada en vigor de la prohibición de exhibir bebidas alcohólicas en la calle, los comercios de la oferta complementaria muestran su enfado y malestar. Muchos consideran que el turismo de alcohol no lo ha originado la oferta complementaria y que muchos jóvenes ya salen en malas condiciones del propio hotel en el que están alojados en régimen de todo incluido.

Petra María Martín, empleada de un supermercado de Peguera, indica que «fueron ellos, los del Ajuntament, los que hicieron que las bebidas alcohólicas se expusieran en la calle y son ellos mismos los que ahora nos las hacen quitar. Parece que lo que quieren es perjudicar al comercio del municipio. Al final lo único que hacen es improvisar y nos lo van a prohibir todo». Son muchos los que se manifiestan en este sentido y culpan al todo incluido de la situación en la que ha llegado a derivar el llamado turismo de borrachera. Incluso hay quien apunta que de todos los casos en los que se han producido incidencias, si se analizaran, se comprobaría que en torno a un 80 por ciento son jóvenes que han venido bajo esta modalidad de estancia hotelera.

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Toni Homar, de un comercio de Punta Ballena en Magaluf, señala: «Quieren beneficiar al hotelero y perjudicar a la oferta complementaria, como siempre. El problema es el todo incluido y no la oferta complementaria. El origen del turismo de borrachera no somos nosotros, las tiendas que vendemos licor». Por su parte, Dyana Cruz y Antonio Ruiz, de un supermercado de Santa Ponça, afirman que no van a conseguir nada con esta medida. Los jóvenes, si no ven las bebidas alcohólicas en el exterior entrarán dentro para comprarlas. Lo que conseguirán de esta manera y con tantas prohibiciones es que vengan menos turistas.

Pero a los comercios no solo les preocupa la exposición en la calle, sino también que deberán tener espacios diferenciados para la venta de las bebidas alcohólicas a partir del próximo 31 de diciembre, algo que representa para los mismos tener que hacer frente a inversiones para adaptarse a este requerimiento. Según el alcalde de Calvià, Alfonso Rodríguez Badal (PSOE), el equipo de gobierno entiende que esta adaptación requiere la realización de obras menores y que por tanto no era exigible el llevarlas a cabo a mitad de temporada turística.