Como ocurre desde hace unos años, la marcha comenzó muy pronto y ya sobre las siete de la tarde el exterior de estos establecimientos situados en la zona del Mercat Cobert y la Plaça de l'Àngel estaba a rebosar, sobre todo de treintañeros para arriba.
En la pasada edición tuvieron mucho éxito los vasos reutilizables y en esta ocasión volvió a repetirse la iniciativa que tan buena acogida tiene entre los consumidores y los responsables de los bares.
Durante la noche se puso en marcha también un plan para controlar el botellón y el consumo de alcohol entre menores. De hecho, el consenso entre vecinos, bares y Ajuntament d'Inca ha conseguido que desde hace unos años no se produzcan los excesos que se registraban anteriormente.
Cenas
Si la marcha ya es un clásico del Dimecres Bo, la cena en uno de los cellers de la ciudad es ya una seña de identidad de la víspera de la gran feria de Mallorca.
Desde el martes ya era casi imposible reservar mesa en los cellers y para poder atender a la demanda se realizaron dos turnos de servicio, el primero de ellos a las 20.30 horas. También se hizo patente la moda de celebrar un almuerzo por parte de empresarios y personal de los estands de la feria.
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