El joven Joan Vanrell logró coronar un Pi de Sant Antoni 2018 que duró hasta altas horas de la noche debido a varios incidentes y a lo complicado que fue su ascensión. | Jaume Morey

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La festividad del Pi de Sant Antoni de Pollença de este 2018 ha sido una de las más accidentadas de su historia, lo que provocó que se coronara a de madrugada. El joven Joan Vanrell logró a las 01.05 horas coronar el pino. Tras varias horas de intentarlo varios grupos de jóvenes finalmente ha sido este pollencí quién ha conseguido subir el árbol y romper las bolsas de confeti, para satisfacción de los pocos vecinos que todavía esperaban en la plaza a que se culminara la subida.

El Pi de este año no pasará a la historia como el año en el que no hubo un gallo vivo como premio, sino como el año en el que el pino se partió prácticamente por la mitad al forzarlo para meterlo en la Plaça Vella hiriendo a dos jóvenes que fueron trasladados al Hospital de Inca. Previamente el árbol había sido arrastrado con ayuda de cuerdas, tras volcar el carro en el cruce de las calles Padró y Horta causando heridas leves a dos policías.

Los incidentes se sucedieron uno tras otro en la bajada del Pi desde Ternelles (donde por primera vez además no pudo haber torrada) a la Plaça Vella de Pollença. Su medida de récord, de más de 22 metros, provocó complicaciones en su traslado. Aún sabiendo que un pino de más de 21 metros difícilmente entra en la plaza eligieron para complicar el recorrido uno de 24,70 al que recortaron 2,70 metros. El recorte no fue suficiente.

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Tras atascarse a las cinco menos cuarto a la altura de Can Jura, cerca de las siete de la tarde, en el cruce de la calle Padró con la calle Horta, el carro volcó hiriendo leves a dos policías que velaban por la seguridad de los asistentes durante todo el recorrido. Uno de ellos tuvo que acudir al hospital de Muro, pero lo hizo por su propio pie.

El pino completó el recorrido por las estrechas calles del pueblo y alcanzó la Plaça Vella cerca de las 21 horas, pero no había forma de hacerlo entrar. Estiraban e intentaban doblarlo para girar cuando el tronco se partió por la mitad. A partir de ahí se abrió el debate sobre la posibilidad o no de izar y clavar el pino con suficiente seguridad para los escaladores. Finalmente igualaron la base y lo elevaron sin ternal. Medía apenas 15 metros. Eran ya casi las once de la noche.

El pino, recortado hasta una altura de 15 metros y ya sin copa, quedó finalmente en pie en la Plaça Vella cerca de las 23 horas con una figura de un gallo colgada en su punta junto a la bolsa de confetti.

A partir de ese momento comenzó la carrera por coronar el Pi de Sant Antoni. No es un proceso fácil pues los pollencins acostumbran a enjabonar el tronco para complicar la escalada y alargar la fiesta. Oficialmente pusieron líquido de figuera de moro, un ungüento algo más resbaladizo que el jabón. El ascenso fue muy complicado y no se logró hasta las 01.05 horas. Joan Vanrell fue quien finalmente consiguió culminar el laborioso ascenso.