La protesta transcurrió sin ningún incidente a lo largo de cerca de un kilómetro y medio. La mayoría de los participantes era gente joven, muchos de ellos vecinos de Deià de toda la vida y otros que quizás se han instalado en los últimos años precisamente atraídos por su conservación. | Jaume Morey

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Unas 200 personas, la gran mayoría vecinos de Deià, se han manifestado este domingo en el pequeño pueblo de la Serra de Tramuntana para reclamar un urbanismo más respetuoso con el entorno y en concreto contra la construcción, ya iniciada, de una «villa» residencial en la zona del Clot, una promoción denominada Petit Deià. La plataforma «Volem un Deià petit» (en clara alusión al nombre del proyecto inmobiliario de lujo pero con un sentido totalmente opuesto) había organizado esta protesta.

Los manifestantes se han concentrado a partir de las 11:30 frente al restaurante Can Quet, cercano a las obras del complejo, y desde allí se han dirigido a pie hasta el centro del pueblo. Durante el recorrido han lanzado consignas contra el urbanismo «permisivo» de Deià, recorriendo aproximadamente un kilómetro y medio hasta el anfiteatro Joan Mas donde se ha cerrado la protesta con la lectura de un manifiesto y un acto de carácter festivo.

A lo largo de la manifestación -que ha transcurrido de forma totalmente pacífica y sin ningún incidente- los participantes han coreado la demanda de «un Deià per viure, no per veure» (un Deià para vivir, no para ver) así como «qui estima Deià no el destrueix» (quien ama Deià no lo destruye) y «No más especulación».

Manifiesto

Los que hoy nos manifestamos, y también muchos que no nos han podido acompañar pero nos han mostrado su adhesión y apoyo, nos horrorizamos frente al proyecto de urbanización 'Petit Deià'.

Este 'Petit Deià' choca por su magnitud, pero no es nada nuevo, sino otro ejemplo especulativo al cual se ha visto sometido nuestro pueblo, no motivado por las necesidades habitacionales de los vecinos, autóctonos o incorporados, sino con la única voluntad de hacer negocio sobre nuestro territorio y paisaje.

Estamos estupefactos que seguimos creciendo por encima de los recursos que nos rodean. ¿Cómo es posible que seguimos construyendo, que seguimos ampliando hoteles, cuando cada verano sufrimos restricciones y tenemos que traer camiones y camiones de agua de fuera? Lo mismo pasa con la capacidad de las infraestructuras municipales.

Es evidente que las plazas de aparcamiento son insuficientes en Deià, y tenemos serias dudas de que el funcionamiento de la depuradora sea óptimo con toda la población estival. Y a esto debemos añadir 21 casas ahora mismo, más una enorme cantidad aún posible con la normativa urbanística actual.

No nos negamos a crecer, pero para gente que viva en Deià, que cree su proyecto de vida. Gente normal, no únicamente millonarios que puedan pagar los precios que, por ejemplo, se plantean en 'Petit Deia'.

Porque el precio de la especulación lo pagamos entre todos: de él se derivan los altos valores catastrales que hacen que tengamos que pagar impuestos desorbitados. Es insostenible seguir siendo el pueblo con la presión fiscal municipal más alta de todas las Islas Baleares, y los cuadragésimo quintos de todo el Estado.

La falta de casas disponibles y los altísimos precios son dos factores que empujan a los jóvenes trabajadores a irse a vivir fuera, mientras el fenómeno de las segundas residencias y del alquiler turístico incontrolado han ido vaciando de vida nuestras calles durante la mayor parte del año.

Queremos un pueblo activo, no un belén vacío. Queremos un pueblo para vivir, no un pueblo para ver. Por eso pedimos que se convoque inmediatamente la Comisión para la Reforma de las Normas Subsidiarias, que se aprobó por unanimidad el pasado mes de julio. Y queremos que esta Reforma sea participativa, con criterios de sostenibilidad, autocentrada y popular. Pedimos a los representantes municipales que escuchen este llamamiento y lo hagan suyo. Y lo hacemos sin acritud, pero con firmeza y sin miedo. El miedo que mucha gente nos ha confesado que sufre a discrepar del poder económico o político. Hoy también somos su voz. Porque Deià necesita, ¡porque Deià lo vale! En definitiva, para que el Deià que queremos ¡forme parte del mundo que queremos!