En Inca solo existen seis agriturismos, no hay ningún establecimiento turístico en el casco urbano. | Maria Nadal

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El elevado coste de las plazas turísticas, que se contempla en la ley que se aprobó el verano pasado por parte del Govern, ha provocado que tres inversores paralicen sus proyectos de hoteles de interior y de ciudad en Inca.

A raíz de la ley que regula las plazas turísticas se dicta que para abrir un nuevo establecimiento, el hotelero deberá adquirir las plazas. El precio de la primera plaza es de 4.300 euros y su coste aumenta en 200 euros por cada plaza que se sume. Esto significa que la segunda plaza costará 4.500 euros, la tercera 4.700 euros, y así sucesivamente. Antes de la aprobación de la ley, los hoteleros pagaban un alquiler al Govern balear.

Esta situación ha provocado cierta alarma entre los inversores que han decidido parar sus proyectos a la espera de que se marque un precio final para estas plazas. En este punto, el alcalde de Inca, Virgilio Moreno, reclamó al Govern que «se reconsideren los precios y que se tengan en cuenta los pueblos de interior a la hora de marcar el precio».

Es la primera vez que en la ciudad de Inca existen tres proyectos de hoteles de interior (deben estar ubicados en el casco antiguo y en edificios anteriores al año 1940) y de ciudad (se pueden construir en todo el núcleo urbano). En total suman unas 40 plazas turísticas, «una oferta que ayudaría a crear puestos de trabajo y diversificaría la actividad», según Moreno.

Uno de estos proyectos a los que ha tenido acceso este periódico contempla la construcción de un pequeño hotel de ciudad de nueve habitaciones dobles. Este proyecto aún no ha entrado en el Ajuntament a la espera de conocer el precio final de las plazas.