Retirada del chiringuito de Gelats Valls en el Port de Pollença hace ahora dos años. | Elena Ballestero

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Apenas dos años después de que la orden de retirada del quiosco que la familia Valls gestionaba desde los años 60 en el Port de Pollença despertara una ola de solidaridad sin precedentes entre buena parte de la sociedad mallorquina, la heladera de Pollença ha presentado concurso de acreedores dejando a una decena de trabajadores en la calle.

El Juzgado de lo Mercantil número 1 de Palma ha declarado disuelta la sociedad familiar ha nombrado un administrador concursal y ha realizado un llamamiento a los acreedores para que comuniquen la existencia de deudas pendientes.

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El malestar entre los trabajadores y buena parte de los pollencins que firmaron hace dos años para evitar el cierre del mítico quiosco es cada vez más evidente. Las mismas redes sociales que hace dos años se volcaron para apoyar a a familia y evitar el cierre se hacen eco ahora de las primeras críticas.

La familia Valls no ha respondido a las llamadas de Ultima Hora para conocer los motivos del cierre, si bien distintas fuentes apuntan a un desencuentro familiar como el origen de la disolución del negocio. Lo que más ha molestado a los trabajadores es la reciente apertura (hace apenas dos semanas) de una nueva heladería en la Plaça de Pollença gestionada por una parte de la familia mientras los trabajadores siguen sin cobrar el finiquito.

El alcalde, Miquel Àngel March, ya confirmó en abril que parte de la familia había solicitado los permisos para una nueva heladería a la vez que avisaba de que deberán desmontar el quiosco que tenían en la plaza. Finalmente lo hará el Ajuntament de Pollença.