Trabajadores de Teka durante las protestas derivadas del ERE presentado en 2009. | Jaume Morey

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El teniente de alcalde del Ajuntament de Binissalem, Andreu Villalonga, se ha ofrecido a mediar a favor de los trabajadores de Teka que están afectados por un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que implica el despido de casi la mitad de la plantilla de la antigua Casa Buades.

La compañía ha decidido trasladar el montaje de grifos a Hungría y mantener en Binissalem los departamentos de I+D, logística y centro de oficinas, conservando su sede como central de la división de baño a nivel internacional. La reestructuración pasa por despedir a 27 trabajadores.

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Villalonga se ha puesto a disposición del comité de empresa para manifestarle su apoyo a los trabajadores y ofrecer su ayuda para intentar evitar los despidos o en su defecto ofrecer alternativas para recolocar a parte de los afectados. «Tenemos la esperanza de que continúe, pero la realidad es que, poco a poco, la antigua Casa Buades ha ido a menos. Lucharemos para que se mantenga y nos hemos ofrecido como mediadores, pero también como enlace para intentar recolocar a los afectados en ofertas de empleo a través de la Mancomunitat, por ejemplo», dijo ayer Andreu Villalonga.

El teniente de alcalde de Binissalem calcula que entre los afectados por los despidos hay un 15 por ciento de residentes en Binissalem.

La mayor parte de la plantilla roza los cincuenta años. «Es un tramo de edad difícil, porque no eres viejo, pero para trabajar ya no te consideran joven», dijo Villalonga. Teka ya había presentado un ERE en 2009 que afectó a 173 trabajadores.